Vistas desde el campanario de la iglesia de San Eutropio
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Mario González Escanciano / Percusionista
Celebración 725 aniversario del otorgamiento por el Concejo de Segovia de la Carta Puebla a El Espinar (8 de junio de 2022)
Durante los siglos VII y VIII las campanas comienzan a fundirse en bronce con una aleación de estaño equivalente a un cuarto del total. La fundición de una campana normalmente se hacía "a la cera perdida" y a pie de campanario. Los moldes eran únicos, al igual que las campanas y su sonido. Los primeros maestros campaneros que llegan a Castilla procedían de la zona de Cantabria, donde a instancias de Felipe II desembarcaron maestros holandeses para difundir este noble oficio, aplicando por todos los rincones de España las técnicas más avanzadas de fundición.
La fundición de una campana comenzaba con la plantilla o terraja. Las proporciones, equivalencias en peso, altitud y grosor definían el sonido de una campana y el sello de su creador. Era importante untarla con ceniza para impedir que quedase adherida al siguiente molde, que es la camisa o falsa campana y que servía de recipiente para verter el bronce líquido a una temperatura que oscilaba entre los 1.000 y 1.200 grados y que estaba "sujeto" por la capa externa donde se grababan los símbolos, leyendas y firma del maestro fundidor y en la que la cera jugaba un importante papel.
El ladrillo o el barro eran fundamentales para la construcción. Una vez realizados los moldes se creaba un foso y se enterraban a un nivel inferior al horno, para que una vez fundido el bronce y por efecto de la gravedad este llegase hasta los "bebedores" de la campana. Esta era una fase crítica porque los campaneros se jugaban el éxito o el fracaso del trabajo. En un solo minuto debían comprobar que la temperatura era la correcta antes de dejar salir la lava incandescente del metal. Era la fase de la colada. Transcurridos tres días enfriándose la campana bajo tierra, se comprobaba el resultado y finalizada la campana se procedía al torneado para conseguir la frecuencia de sonido deseada. La afinación se hacía a oído.
Para el pueblo era un gran acontecimiento porque el proceso de la fundición era público y se celebraba por todo lo alto. Vecinos, autoridades y clero participaban de tan grandioso acontecimiento. Tras la bendición de la campana se procedía a subirla al campanario. Todo un espectáculo: andamios, cuerdas, poleas, grúas... Cuando se instalaba definitivamente la campana se organizaba una gran fiesta con jotas y música. Los campaneros recorrían las iglesas de España y pasaban largas temporadas lejos de su casa y de sus familias dedicados a la fundición.
La tradición y las leyendas que la antigüedad y los pueblos generaban en torno a las campanas se encuentra presente en rituales, cánticos, supersticiones, leyendas y literatura... Cada campana solía tener alguna inscripción sobre el uso que se le daba o sobre quién la ordenó fundir.
Las campanas de la iglesia de San Eutropio son cuatro:
Las campanas se tocan para alertar o informar a los vecinos y cada toque tiene un significado; por ejemplo el toque "a clamor" se realiza cuando algún vecino del pueblo ha fallecido. Como curiosidad comentar "el clamor" tiene un toque diferente si la persona fallecida es hombre o si es mujer. Al inicio del toque se dan dos campanadas si el difunto es una mujer o tres campanadas sueltas si el difunto es un hombre; al final se repiten dos o tres campanadas sueltas para una mujer o un hombre, respectivamente.
Las partes de una campana
Vista de la escalera de caracol
Detalle de los peldaños
Campana
Viguería del campanario
Campana conocida como "La Antigua"
Vista del campanario por la fachada norte
TELÉFONO: 921 18 11 27 / 606 81 37 76
Correo electrónico: alfaguema@hotmail.com
Casa parroquial: Calle Real, 18 El Espinar 40400 (Segovia)
Parroquia de San Eutropio: Calle de la iglesia s/n El Espinar 40400 (Segovia)